El cocodrilo, un peirosaurio, fue descubierto en un entorno remoto de la Patagonia, donde el viento patagónico - denominado por los Tehuelches como "Kósten"- parece haber erosionado las rocas hasta revelar sus restos. El hallazgo se produjo de manera totalmente inesperada, en un momento de descanso entre las excavaciones del equipo de científicos, quienes no buscaban específicamente un cocodrilo.
Sin embargo, el ojo atento del investigador Marcelo Isasi detectó los primeros fragmentos del fósil, dando inicio a un trabajo de excavación que desenterró una pieza casi completa, algo raro en los descubrimientos paleontológicos.
“Este cocodrilo es un verdadero tesoro paleontológico. Su tamaño, su preservación y el contexto geológico en el que fue hallado, abren una ventana a un ecosistema prehistórico que hasta ahora desconocíamos. Este tipo de descubrimientos ayuda a comprender mejor la diversidad de especies que existieron en la Patagonia durante la era de los dinosaurios”, comentó Novas durante su presentación.
El peirosaurio encontrado es un cocodrilo terrestre de gran tamaño, que habitaba las tierras de lo que hoy es el sur de Argentina, un área que en ese entonces era muy diferente a la Patagonia actual. Este hallazgo agrega una pieza más al rompecabezas de la fauna prehistórica de la región y abre nuevas líneas de investigación en la paleontología.
El nombre "Kósten", que los investigadores eligieron para denominar al nuevo cocodrilo, hace referencia al viento patagónico que erosionó la roca y permitió la preservación de los fósiles durante millones de años. Kósten es el nombre dado por los pueblos originarios Aonikenk (Tehuelches) a este viento, que, con su implacable fuerza, ha sido testigo de la historia de la región durante siglos.
Este descubrimiento, presentado en Buenos Aires ante una audiencia de estudiantes, científicos y entusiastas de la paleontología, marca un importante avance en el estudio de los ecosistemas prehistóricos y resalta la rica diversidad de la vida que existió en la Patagonia.
Sobre el equipo de investigación
El hallazgo fue realizado por un equipo de científicos de la Universidad Maimónides, el CONICET y otros colaboradores internacionales, incluyendo a los paleontólogos Fernando Novas, Diego Pol, Federico Agnolin, Makoto Manabe y Sebastián Rozadilla. Juntos han trabajado en la excavación, conservación y estudio de este importante descubrimiento, el cual se espera que aporte nueva información sobre la fauna de la Patagonia prehistórica.