• Gobierno - Viernes, 19 Mayo 2023
Elsa Rosenvasser Feher. Elsa Rosenvasser Feher.

Elsa Rosenvasser Feher legó su última obra a Santa Cruz

La física y filántropa argentina, quien dedicó su vida a la divulgación científica a través del diseño de museos interactivos, la enseñanza y la escritura.  Su rico legado incluye la donación del Centro de Interpretación y Planetario del Parque Patagonia Argentina, que se encuentra en construcción en el Portal Cañadón Pinturas.

Elsa es una física argentina que desde hace muchos años se radicó en California (EE.UU), en donde murió a los 89 años. Dirigió el centro interactivo de ciencias Reuben Fleet en San Diego. Además de escribir libros y armar salas de egiptología, trabaja de gurú para quienes se interesan por la educación y los museos de ciencias.

fue una renombrada científica. Se especializó en la divulgación y desarrolló su carrera en Estados Unidos, donde dirigió el centro interactivo de ciencias Reuben Fleet en San Diego. Dedicó su vida a la enseñanza y al desarrollo de muestras interactivas y contenido para museos de ciencias y escribió un libro de “astronomía a simple vista” para niños llamado Cielito Lindo.  Su padre lideró en los años 60 una expedición arqueológica argentina al Antiguo Egipto y trajo piezas que se exhiben en el Museo de Historia Natural de La Plata. Elsa, además, se casó con un importante físico de la NASA llamado George Feher.

Su historia

Si su historia tiene un punto de partida en octubre de 1957, cuando, desde la terraza de su casa en Nueva York, vio pasar una y otra vez por el cielo la nave Sputnik. Era el primer satélite artificial que habían largado al espacio los rusos. Daba la vuelta a la Tierra cada 90 minutos.

Elsa acababa de llegar a Estados Unidos como flamante Licenciada en Física de la UBA, para estudiar en la Universidad de Columbia. Quien sería su marido ya trabajaba desarrollando un amplificador cuántico que iba a ir montado en el primer satélite norteamericano. Ese satélite se lanzó en enero, pero ya los rusos habían ganado la carrera al espacio tres meses antes con Sputnik. Sputnik desencadenó un verdadero vendaval en los EE.UU.

Rápidamente se aprobaron fondos en el Congreso y se convocó a las mejores mentes del país para que efectuaran una reforma radical en la enseñanza de la ciencia. La propuesta era mejorar la educación en ciencia de los jóvenes y así sacarle ventaja a los rusos. Fue un proyecto del país entero que duró una decena de años. Ese es el momento que a Elsa le tocó vivir. “Marcó mi carrera profesional. La enseñanza tradicional presentaba a la ciencia como una serie de leyes -por ejemplo, las leyes de Newton- que nos habían sido entregadas como Dios le entregó las Tablas de la Ley a Moisés. Los proyectos post-Sputnik buscaban presentar la ciencia como un proceso semejante al que sigue un científico que va investigando y descubriendo cosas”, recordaba.

Fue partícipe de una revolución educativa. Los materiales, la filosofía, los resultados de las investigaciones, todo eso subsiste en el trabajo actual de científicos jóvenes. Pasado un tiempo resultó claro que la ola que se había desencadenado con la reforma en la educación en la ciencia se salía del aula y llegaba a otras orillas. A zoológicos, campamentos, museos. Elsa llegó a crear su primer museo interactivo en los años 80 en California. Esa experiencia, más adelante, se convirtió en su especialidad: generar experiencias de aprendizaje.

El legado

El legado de Elsa es un Centro de Interpretación y Planetario de casi 800 metros cuadrados inmerso en la estepa del Parque Patagonia (Santa Cruz), que recorre temas de astronomía, geología y que invita a descubrir la vida silvestre local. Si bien vivió en Estados Unidos una parte importante de su vida, volvía siempre a Argentina, el lugar donde se sentía arraigada, y visitó la Patagonia en repetidas ocasiones con sus hijas.