En el 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con el fin de romper estereotipos, desafiar el sesgo de género y derrotar la discriminación en la ciencia, tecnología y matemáticas. Por esta razón, la Secretaria de Ambiente -dependiente del Ministerio de Salud y Ambiente de la provincia- propone recuperar la labor científica de Silvia Ferrari, en representación de las mujeres talentosas del mundo de la ciencia que aportan con su conocimiento al desarrollo de la provincia.
Silvia Ferrari, es una reconocida bióloga de Santa Cruz y magister en Manejo de Vida Silvestre (UNC). Si bien nació en Còrdoba eligió esta provincia para vivir y aportar a su conocimiento. Ella es directora del Instituto Ciencias del Ambiente, Sustentabilidad y Recursos Naturales (ICASUR/UNPA-UARG), desde el año 2019 pero además profesora adjunta en las carreras de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables y Licenciatura en Turismo de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. También docente en la Carrera de Posgrado: Maestría en Manejo y Gestión de los Recursos Naturales en la Patagonia. En su rol de investigadora desarrolló proyectos vinculados a la ecología trófica, migraciones, uso de hábitat, disturbios y conservación de aves playeras migratorias.
Según la ONU, menos del 30 por ciento de quienes investigan en todo el mundo son mujeres, además, según estudios realizados en el tema, las mujeres que investigan en las ciencias, la tecnología, la ingeniería y matemáticas (conocida con la sigla STEM) tienen menos publicaciones, reciben remuneración inferior por sus investigaciones y no avanzan tanto en sus carreras como los varones.
Al respecto, la bióloga sostuvo: “La mujer es parte del mundo científico, es un derecho que tenemos, como cualquier persona, incluyendo todos los géneros” y subrayó las transformaciones acontecidas en nuestro país. “Cada vez hay más mujeres, no sólo a pleno en la ciencia, sino en puestos dirigenciales, lo cual se visualiza en nuestra propia universidad y a nivel nacional, por ejemplo, con la presidencia del CONICET a cargo de una investigadora”, en referencia a Ana María Franchi, quien asumió el 19 de diciembre de 2019.
“Es un camino que se sigue recorriendo y aún falta mucho por transitar, también depende de las áreas (algunas donde tradicionalmente han sido ocupadas por varones), donde sigue sintiéndose la discriminación o que se escuchan tristes anécdotas donde relegan a las mujeres o les dificultan acceder a lugares más relevantes”, recapituló la investigadora.
A la vez que añadió: “Son importantes las luchas, que se han intensificado en los últimos años, para que todas estas situaciones se internalicen, en primer lugar, por sus protagonistas, y en segundo para que se visualicen por toda la sociedad y aprendamos que hay cosas que deben cambiar”.
Si bien no registra dificultades por cuestiones de género a lo largo de su carrera, Ferrari recuerda momentos puntuales en el ámbito laboral “donde el interlocutor, que era mi jefe, terminaba la discusión con “Bueno… “nena” o “nenita”, y revisándolo en perspectiva y con los avances en los últimos años, en la deconstrucción que una misma fue teniendo, comprendo que no era una manera cariñosa de terminar la discusión, sino de hacer sentir que estabas en un escalón inferior”.
Sus proyectos de investigación
Sin dudas, la investigación es lo que más satisfacción le ha dado en su vida profesional y así lo expresó al relatar su experiencia. “Esta satisfacción no sólo es por entrar al increíble mundo de estas especies tan particulares, sino también porque gracias a ello me he contactado y he trabajado junto a científicos y científicas, y personas muy comprometidas en lo ambiental, de distintas partes de Argentina y de América”, resaltó.
Ese contacto cotidiano “redundó positivamente en mi formación y amplió la manera de ver las cosas, entendiendo que uno aporta en el conocimiento a nivel local pero que es necesario el trabajo articulado y en coordinación con gente de diferentes sitios, si es que queremos un cambio en el uso de los ecosistemas en que vivimos, que mantenga y/o mejore las condiciones naturales para las diferentes especies, incluyéndonos como tal”.
En este sentido, la investigadora destacó los proyectos multidisciplinarios vinculados el turismo sobre la Ruta Nacional Nº 40 y señaló: “La motivación estuvo dada por mi ingreso a la carrera de Turismo como docente y empezar a pensar en desarrollar entre otros colegas de diferentes disciplinas algún estudio que nos reúna en torno a un objetivo común”
Estos proyectos apuntaron a la identificación y jerarquización de sitios y especies para desarrollar el turismo de observación de aves en la Ruta 40 o de peces para la pesca deportiva. También, en áreas protegidas, tomándolas como base de turismo de naturaleza.
Otra investigación importante en su carrera fue el estudio de aves playeras, junto a Carlos Abriù, que inició con su tesis de la Maestría en Manejo de Vida Silvestre: “Me inicié con este grupo de especies en el estuario del río Gallegos, con mucha incertidumbre al principio porque no había estudios previos intensos y sistemáticos sobre las mismas”.
Con el correr de la investigación en los diferentes ambientes del estuario registró la presencia de numerosas especies, tanto patagónicas como del hemisferio norte (neárticas) y gran número. “Nos dimos cuenta de la relevancia ecológica del lugar y a la par, de la necesidad de su valorización por la comunidad y de su protección. ¡Fue un viaje de ida! El entusiasmo y alegría se fue traduciendo en diferentes proyectos, contactos con otros investigadores/as, trabajos de extensión y transferencia y formación de estudiantes, que siempre son quienes le ponen una energía que contagia y continúan con el trabajo”, explicó Ferrari.
Conocimiento que transforma
Ferrari hace hincapié en el valor agregado que han aportado estos proyectos para la conservación y protección del Ambiente, ya que junto a muchos otros estudios de investigación, respecto por ejemplo a las comunidades bentónicas (como mejillones, crustáceos, poliquetos) generaron conocimientos básicos sobre nuestra biodiversidad y, “constituyeron la base para determinar que había sectores del estuario altamente valiosos y productivos biológicamente pero que se estaban perdiendo por el mal uso de sus recursos”.
“Ello nos indicó que era necesaria su protección inmediata mediante la generación de áreas protegidas; y nos motivó para hacer llegar a los funcionarios los resultados de los estudios en el estuario, brindar charlas y cursos a diferentes públicos meta de la comunidad, de manera que se sociabilice el conocimiento y mayor cantidad de personas se involucren en su conservación”, explicó.
Cabe destacar que a partir de ese trabajo científico y social se crearon la Reserva Provincial para Aves Migratorias de Río Chico y la Reserva Costera Urbana. “Hoy, afortunadamente, hay muchos grupos, ONG (como Asociación Ambiente Sur y otras), activistas, gente de instituciones públicas, estudiantes, vecinos que han tomado la posta y trabajan activamente en educación ambiental y en su protección”, afirmó.
También los proyectos sobre turismo y conservación, se plasmaron en planes de manejo de áreas protegidas, o proyectos de vinculación y transferencia, “que buscan contribuir con la planificación de manera más sustentable este tipo de actividades”.
“Volcarse a la ciencia es un camino que da muchas satisfacciones. Es sumamente grato el momento del hallazgo, el momento de la búsqueda, el de compartir con los propios y sobre todo sentir que al menos una parte de lo aprendido, aunque sea pequeño, contribuye a mejorar el mundo en que vivimos”, concluyó Silvia Ferrari.