Gerardo Vargas, líder y cantante de Draconis ya lo había anticipado: “Este será un concierto sin precedentes en América”. Y lo fue. La fusión del death metal y la música sinfónica sorprendió al público de Draconis que revivió los grandes éxitos de “The Awakenning of the Deads" y disfrutó de este cruce de géneros muy bien realizado.
La primera de las dos fechas de Santa Cruz en Concierto colmó las expectativas de quienes asistieron al Centro Cultural Santa Cruz. Todavía queda un concierto para mañana sábado 16 de noviembre a las 20:00 en Ramón y Cajal 51 con entrada libre y gratuita.
De esta forma se cierra el primer año de este ciclo impulsado por la Secretaría de Estado Cultura -dependiente del Ministerio de Gobierno - con el propósito de abrir las puertas del Centro Cultural a los y las artistas de distintos géneros y diferentes localidades y puedan compartir con el público el talento musical de la provincia.
Draconis y Sinfonietta - orquesta integrante de la Escuela Provincial de Música Re Si dependiente del Consejo Provincial de Educación - presentaron un concierto en el que fusionan dos géneros como el death metal y la música clásica para celebrar la trayectoria de esta legendaria banda santacruceña.
Con este espectáculo, conmemoran el décimo aniversario del segundo álbum de Draconis: "The Awakenning of the Deads". Editado por PRV Label de Argentina fue presentado oficialmente el 2 de noviembre de 2014, el Día de los Muertos, en la Feria del Libro del Heavy Metal de Buenos Aires. Posteriormente se editó en Inglaterra para todo el mundo por Secret Service Records, lo cual permitió que la banda rompiera las fronteras llevando la música santacruceña a Brasil y Chile, entre otros países.
Para revivir ese histórico álbum, Draconis y Sinfonietta prepararon un repertorio arreglado especialmente para fusionar la legendaria formación del metal con instrumentos orquestales.
Un experiencia extrema
Marcos Villarroel es bajista de Draconis y contrabajista de Sinfonietta. En este doble rol, explicó cómo vivieron de un lado y otro la experiencia. “Es incursionar en algo nuevo para los dos grupos. Los chicos que tocan en la orquesta están más acostumbrados a un repertorio clásico o popular pero solo en una formación de orquesta sinfónica y nada más. Una banda de rock es algo distinto, y una banda de death metal es algo extremo”, remarcó.
Y añadió: “Está bueno para conocer nuevos géneros, conocer nueva música, siempre todo eso suma a la formación musical de todos”.
Por su parte, César Roman, indicó: “Me gustó mucho porque es algo que no pensé que iba a hacer alguna vez en la vida. No es algo común y accesible”, a la vez resaltó que un trabajo de esta naturaleza sólo se escucha en bandas de Europa: “Poder hacer algo acá, en Santa Cruz, con lo nuestro, es algo impresionante”.
A su vez, Bruno Vargas explicó que en la previa esperaba más dificultades pero todo fluyó a pesar de las complicaciones. “Nosotros seleccionamos el repertorio y se escribieron los arreglos para Sinfonietta. Para nosotros no era más inconveniente que escuchar tímbricas diferentes, pero esas tímbricas nos gustan, así que fluyó”.
“Es genial que haya espacios así, que los chicos tengan lugares donde ir a estudiar música, que haya ofertas variadas y que siga creciendo. Nuestro Centro Cultural nos recibe a nosotros y a la orquesta pero también a cualquier estilo de música. Eso es muy bueno”, concluyó el guitarrista.