Al respecto, el Investigador del CONICET Federico Agnolin, en representación del Dr. Fernando Novas, indicó que “lo más importante de este hallazgo es lo completa que está esta pieza, lo cual nos permitió distinguir que este plesiosaurio se parecía a los de Australia, Nueva Zelanda y la Antártida debido a que hace 65 millones de años estos puntos del globo estaban unidos y compartían un mismo mar frío”. “Este hallazgo nos está diciendo que la historia de la paleontología del sur es distinta a la del hemisferio norte”.
“Todos los plesiosaurios hallados hasta el momento, tienen una forma muy rara, lo cual es complejo para nosotros los investigadores, pero con este ejemplar, podremos llenar muchos baches” expresó Agnolin, al observar que “una vez que terminamos el montaje en el taller, pudimos ver que se trataba de un hallazgo único para América del Sur”.
Por lo que detalló además que “también, pudimos ver otras particularidades que no se ven en otros ejemplares como las aletas delanteras muchísimo más grandes que las traseras y, por sobre todo la cola curvada hacia arriba y perfectamente preservada similar a las de las ballenas, lo cual es verdaderamente revelador”.
“En el esqueleto también encontramos una cantidad importante de dientes de tiburones que evidencian que el plesiosaurio, una vez muerto y convertido en carroña fue devorado por gran cantidad de estos peces en una suerte de frenesí alimenticio”, acotó Federico Agnolin.
Por su parte, Técnico Profesional Principal del CONICET, Marcelo Pablo Isasi, informó: “Este trabajo nos demandó nueve años entre que lo sacamos de El Calafate, lo llevamos al Museo Argentino de Ciencias Naturales, conseguimos los fondos para empezar a preparar el material y sacar la roca que contenía el fósil y la reconstrucción de la pieza para hacer las placas que nos permitieran hacer las exhibiciones o muestras itinerantes” .