Es importante destacar que una alimentación en exceso y desequilibrada (muy calórica, rica en azúcares y grasas) condiciona a enfermedades no transmisibles (diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares) que perjudican la calidad de las personas mayores.
En primera instancia se recomienda mantener una rutina diaria para las 4 comidas (desayuno, almuerzo, merienda y cena). Esto permitirá incorporar, de forma equilibrada, los grupos de alimentos (frutas y verduras; cereales integrales; legumbres; lácteos descremados, carnes magras; huevo y aceites) con sus respectivos nutrientes, y además ayuda a organizar las actividades diarias en torno a eso.
También es importante limitar el consumo de alimentos ricos en azúcares, grasas y sal. El consumo en exceso de estos alimentos predispone a la obesidad y otras enfermedades
Otro aspecto a destacar es la moderación en el consumo de sal. Se recomienda reducir su agregado en las comidas que se prepare en casa y disminuir el consumo de alimentos procesados con alto contenido como: conservas, enlatados, embutidos. Recordar que la sal está directamente relacionada con la hipertensión arterial. Para sazonar las comidas se puede reemplazar la sal por condimentos o hierbas aromáticas.
Por último y no menos importante es mantener una buena hidratación a lo largo del día y no esperar a tener sed. Disponga siempre de una botella a la vista o a su alcance, en los lugares donde pasa bastante tiempo.