La lenga (Nothofagus pumilio) es una especie nativa y emblemática del Bosque Andino Patagónico. Su valor no se limita al aprovechamiento de su madera. Esta especie cumple un rol ambiental fundamental: captura carbono, mejora la calidad del agua actuando como filtro natural, estabiliza el suelo, alberga una gran diversidad de especies y aporta un fuerte valor paisajístico.
Puede alcanzar hasta 30 metros de altura, desarrollar troncos de más de dos metros de diámetro y vivir más de 350 años, lo que la convierte en uno de los pilares ecológicos de los ecosistemas de altura. En otoño, su follaje se torna rojizo y dorado antes de caer, regalando uno de los paisajes más característicos y coloridos del sur argentino. Además, su biología es particular: comienza a florecer entre los 20 y 40 años, y produce semillas todos los años, que caen entre marzo y abril como parte de un ciclo reproductivo, que se renueva de forma continua.
Con su fuste recto, escasa ramificación y destacadas propiedades tecnológicas, la lenga es el principal insumo maderero de la industria forestal de especies nativas en la Patagonia sur. Pero su verdadero valor radica en el equilibrio que garantiza para los ambientes de altura, y en su capacidad de resistir, adaptarse y perdurar en el tiempo.
Cabe destacar que, no existen áreas catalogadas como de bajo valor de conservación (Categoría III), lo que significa que no se permite el Cambio de uso de suelo, es decir, el desmonte completo o tala rasa de toda un área boscosa para su posterior uso pastoril, agrícola o para usos urbanísticos. Por el contrario, se promueve un uso responsable de los bosques nativos, que contemple el aprovechamiento sustentable, la restauración ecológica, la investigación científica y el desarrollo de actividades turísticas de bajo impacto.
Desde el CAP se fortalecen las políticas públicas orientadas al manejo responsable de los bosques nativos de Santa Cruz, con eje en el desarrollo sostenible y el aprovechamiento de nuestros recursos naturales.