• Consejo Provincial de Educación - Martes, 07 Julio 2020
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“La literatura viaja en carta”: experiencia rural itinerante que trasciende los aprendizajes

El Gobierno de Santa Cruz, a través del Consejo Provincial de Educación, lleva adelante políticas socio-educativas que permiten llegar con el servicio educativo a toda la provincia logrando valiosos logros como producto de la tarea docente.

En este marco, la Educación Rural en Santa Cruz cumple un rol fundamental por ser el canal que garantiza el derecho a la educación en los lugares más alejados de los centros urbanos y permite a la cartera educativa alcanzar a todxs lxs estudiantes este derecho inalienable.

Dentro de la modalidad, el Colegio Provincial de Educación Secundaria Rural Itinerante N° 35 de Santa Cruz, está conformado por seis sedes: Fuentes del Coyle, Camusu Aike, Bella Vista, Estancia Glenn Cross, Estancia Cóndor y Las Vegas y cuenta con una matrícula que en el 2019 ascendía a treinta y cuatro alumnxs.

El CPES Nº 35 recibió, hace pocos días, la feliz noticia de haber obtenido el 1º Premio VivaLectura en la Categoría “Escuela” del Concurso Nacional de Experiencias de Promoción de la Lectura 2020.

El premio lo obtuvo el Proyecto “La literatura viaja en carta” diseñado y presentado por la profesora Marta Pereyra.

Al respecto, la rectora de la institución Marcela Navarro comentó que fue una iniciativa de la profesora desde el espacio curricular de "Lengua y Literatura" que dicta de 1º a 5º Año, “nuestro colegio tiene una característica particular, es itinerante y los estudiantes trabajan en pluriaño”.

Asimismo, detalló que este proyecto “está dentro de los contenidos del espacio curricular y fue pensado para que el abordaje de los mismos sea lúdico”, al tiempo que añadió que la propuesta conlleva el intercambio en un proceso léxico, ortográfico y gramatical.

Los inicios

Por su parte, Pereyra expresó que el proyecto comienza en el 2018: “Los docentes rurales viajamos a las seis sedes de zona sur, cuando llegaba y charlábamos sobre lectura con los chicos a la gran mayoría les gustaba leer y ya habían leído lo que estaba en las bibliotecas de las escuelas”.

Luego mencionó: “Nosotros compartimos los edificios con las escuelas primarias, los chicos leían lo que tenían dentro de las bibliotecas de Primaria”.

Al principio, les preguntó “si querían leer otras cosas” y ante la respuesta positiva comenzó a llevarles libros que tenía en su hogar, transportándolos en una bolsa.

“La idea durante el 2018 fue leer y después compartíamos en cada una de las sedes las lecturas, pero para septiembre de ese año ya no era una bolsa sino dos, cuando se fue acercando el verano la pregunta era '¿me puedo quedar con varios?' y seleccionaban de la pila de tesoros literarios a los que accedían en el marco del proyecto”, explicó.

“Los chicos eligen libremente, o sea que llevan distintos géneros y autores según sus intereses”, agregó Pereyra.

El proyecto

El Premio VivaLectura es una iniciativa emprendida por el Ministerio de Educación de la Nación Argentina, coordinada y llevada a cabo por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), con la cooperación de Fundación Santillana.

Su objetivo es estimular, fomentar y rendir homenaje a las experiencias más destacadas en materia de promoción de la lectura de todo el país (www.premiovivalectura.org.ar).
Para la edición 2020 el Premio Vivalectura extendió la convocatoria a proyectos realizados en Uruguay.

Pereyra conocía esta propuesta y decidió presentar el trabajo desarrollado con sus estudiantes.

En la argumentación de presentación de “La literatura viaja en carta” citó que a través del mismo logra “una experiencia de lectura doble: se trabajan los textos determinados por el diseño curricular provincial para cada ciclo, sumados a los textos del plan de lectura viajera”.

“Los jóvenes escriben sus recomendaciones incluso, explicando por qué no les gustó la obra, pero dejando librado al receptor que tome el desafío de compartir o no su idea, de poder cuestionarla en caso de aceptar leerla. El trabajo de escritura se construye entonces, en un proceso que comienza con la lectura, sigue con el primer borrador de la carta que es corregido junto a los estudiantes en sus aspectos léxicos, ortográficos y gramaticales, respetando la intención general de la misiva para luego transcribirla y volver a la corrección final que se da en la lectura en voz alta y compartida con los compañeros. Una vez finalizada, cada uno de ellos diseña su propia estampilla, donde desarrollan su capacidad creativa y ponen en juego elementos que los identifican”, desarrolló.

La finalidad más general apunta a que “los estudiantes entiendan y vivencien la lectura y la escritura como posibilidades de aprendizajes enmarcadas en una actividad que los pone en contacto con sus pares”.
De los diversos objetivos del proyecto, la Profesora manifestó: “Creo que los logros específicos se cumplieron la primera vez que uno de los chicos preguntó: '¿me puedo quedar con dos libros?”.

Los estudiantes

Las voces de los estudiantes no solamente llegan para compartir lo leído a través de los mensajes postales, ellos también opinan sobre “La literatura viaja en carta”.

Para Emiliano de 5° año, sede Ea. Cóndor, quien leyó en el marco del proyecto aproximadamente catorce libros, significó “poder participar en hacer cartas y recomendaciones; me gustó mucho, porque no solo aprendías un poco sobre la persona a la que escribías, sino que también aprendías a recomendar un libro, y que sea interesante para la persona que lee esa carta. La experiencia me enseñó a transcribir por escrito lo que siento cuando leo, cómo analizar un libro y cómo hacer reseñas y recomendaciones”.

Por su parte María Belén de 4º Año, sede Fuentes del Coyle, expresó que “participar en el intercambio de cartas fue una experiencia única que me gustaría seguir, a pesar de las complicaciones de hoy en día por el Coronavirus”.
“Lo que rescato de positivo sería todo lo que ya aprendimos: cómo se comunicaba antes la gente a través de las cartas, la forma en que mejoramos la escritura y redacción, el poder crear las estampillas. Todo en esta actividad era hermoso”, señaló. Ella leyó unas veintiséis obras.

Por último, Ludmila de 4º Año, sede Ea. Cóndor, la vivió como “una experiencia muy linda, distinta y nutritiva ya que nunca lo había hecho antes, fue experimentar un poco lo que me cuentan mis abuelos de lo que era mandar cartas y esperar una respuesta cuando ellos tenían mi edad”. Valoró el “poder conectar las sedes a través de la lectura, mejorar la escritura y aprender de una forma más didáctica que en lo personal me encanta”, y consideró que fue “una iniciativa muy buena ya que escribimos a chicas y chicos que no conocemos, le pudimos contar cómo es nuestra forma de trabajar y conocer la suya”. 

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