En este marco, la directora de la Residencia de Adultos Mayores Dr. Braulio Zumalacarregui, María Alejandrina Pérez, organizó una actividad especial llevada a cabo por integrantes del equipo de atención directa de la institución, quienes compartieron una mañana de juegos de mesa, trabajo de escritura en notebooks y experiencias con plataformas de video.
El “Día Mundial del Cerebro” fue propuesto por la Federación Mundial de Neurología con el objetivo de promover y difundir información sobre enfermedades neurológicas. Cada año se elige una patología específica para su conmemoración, siendo seleccionada en 2021 la esclerosis múltiple.
La organización Esclerosis Múltiple Argentina (EMA) sostiene que es una enfermedad neurológica, crónica, de base inmunológica, pero de causa no determinada que afecta al sistema nervioso central. Es el resultado del daño en la mielina, la capa protectora que protege las fibras nerviosas del Sistema Nervioso Central que incluye al cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos. Cuando la mielina se destruye, la habilidad de los nervios para conducir impulsos eléctricos desde y hacia el cerebro se interrumpe y este hecho produce la aparición de síntomas. Los procesos de desmielinización y cicatrización aparecen en diferentes momentos y en diferentes zonas, de allí el nombre de esclerosis múltiple.
La Esclerosis Múltiple no es ni contagiosa, ni hereditaria, ni mortal. No se conocen las causas que la originan, pero se relaciona su aparición con factores genéticos que predisponen su desarrollo. Aunque no modifica esencialmente la expectativa de vida de las personas que la padecen, constituye una de las afecciones neurológicas más discapacitantes en el adulto joven, lo que implica un serio impacto en el ámbito familiar, social y económico-laboral. Se manifiesta mayormente entre los 18 y 35 años y con una prevalencia de 3 a 1 en las mujeres.
Esta enfermedad no tiene cura por ahora, pero sí hay medicación para controlarla, ya sea para atenuar o espaciar los brotes o remisiones, o enlentecer la progresión.
El sostenimiento de hábitos saludables es fundamental para evitar la generación de un ámbito propicio para el desarrollo de la Esclerosis Múltiple. Entre ellos, se recomienda mantener un peso saludable, llevar una dieta sana y variada y hacer ejercicio aeróbico; en tanto la alteración de la presión arterial, la diabetes y el estrés son factores de riesgo potenciales para la aparición de la enfermedad. También es recomendable abandonar los hábitos tóxicos, como el tabaquismo, las drogas ilícitas y/o el alcohol en exceso; así como priorizar la práctica de actividades recreativas, de socialización, de relajación y de autocuidado. Además, el fundamental la realización de un chequeo médico periódico para la detección temprana y tratamiento de factores de riesgo para el desarrollo de la patología.